Titulo: La pequeña comunista que no sonreía nunca
Autora: Lola Lafon
De que va:
18 de julio de 1976, Juegos Olímpicos de Montreal. Nadia Comaneci, una jovencísima y desconocida gimnasta de un país remoto, Rumanía, ejecuta su ejercicio en las barras asimétricas. Un ejercicio perfecto. La niña de catorce años deja a todos patidifusos y hace saltar por los aires el marcador electrónico, que no preveía la posibilidad de que un ser humano alcanzara la perfección. Nadia obtiene el primer diez en gimnasia de la historia olímpica. A partir de ese momento epifánico, la historia de la pequeña Nadia es la de una criatura adorable que conquista el corazón del mundo entero: el «hada de Montreal». Pero también la de una niña que en poco tiempo se hace mujer y es sometida por ello a un juicio implacable: «la magia se ha esfumado», sentencia un titular de la época. (Fuente: Anagrama)
RESEÑA:
Me he quedado pasmada con este libro. Conocía los tejemanejes de los entrenadores de la Europa del Este para ganar competiciones deportivas, pero leerlo de con pelos y señales, me ponía la piel de gallina.
El libro viene a ser un a biografía de la gimnasta Nadia Comaneci desde sus comienzos - como fue seleccionada-, hasta como huyó de Rumanía y la caída del régimen de Ceaucescu. Pero, no es una biografía al uso en la que el autor de turno se limita a contar los hechos según ha ido investigando como si fuera un espectador. En este caso la autora comenta con la propia Nadia los pormenores de la novela a medida que va escribiendo los capítulos, y esas conversaciones las reproduce para que leamos la versión de la gimnasta y no solo lo que cuenta la autora, y también la forma que tiene Nadia Comaneci de reaccionar ante la evidencia de algunos hechos. Me dio la sensación de que muchas veces reaccionaba como una niña pequeña que trataba de hacer ver que tenía razón. Por suerte la autora, no solo decidió incluir esas conversaciones, sino que, siguió su propio criterio a la hora de determinar lo que quería contar y como.
La segunda parte del libro se centra más en lo que es la caída de los Ceaucescu y la consiguiente revolución, alejándose un poco de Nadia (aquí más como personaje), es posible ya que narra la huida de esta a los EE.UU. y para la gimnasta resulta un tema peliagudo. En este caso se basa más en testimonios que recogió cuando fue a Rumanía y donde también mezcla experiencias personales de ese viaje [Es curioso porque cuando leí
HHhH de Laurent Binet, esto me puso de los nervios, sin embargo aquí aparece perfectamente integrado en la historia. Supongo que dependerá de como cada autor maneje lo que este contando]
- Y ahora la parte que me puso los pelos como escarpias:
El libro cuenta los métodos utilizados por Bela Karoliy con las niñas a las que consideraba engranajes que debía "fabricar en serie" para poder derrotar a las soviéticas: con entrenamientos que sobrepasaban lo inhumano, modales que rayaban las vejaciones, donde todo lo que no era ganar era poco menos que un fracaso y que puso de moda el prototipo de gimnasta-niña-mini-pequeñita que proliferó durante muchos años (en China todo esto aún sigue dándose). Algunas cosas empezaron a salir después del desmantelamiento de los países comunistas, otras se han sabido con el paso del tiempo y testimonios de las afectadas.
Respecto a la protagonista de la historia - Nadia Comaneci- tengo sentimientos encontrados (o puede que no). Cuando seguía la gimnasia artística me parecía un personaje fascinante y coloquialmente hablando "lo más". Pero en esta historia se muestra como un personaje ambiguo: por un lado se presenta como alguien que es una marioneta: de su entrenador, de los buitres del partido que la mangoneaban a su mayor gloria, etc; pero por otro lado da la sensación de que se aprovechaba de la situación (al menos cuando ya era más mayor) ya que estoy segura de que era consciente de lo que ocurría a su alrededor, a la autora le ocurre algo parecido (cuando habla con ella la cuestiona, no acepta sus palabras como "verdad, verdadera")
Antes de terminar me gustaría hacer un apunte, y es el machismo imperante en la gimnasia artística. En un momento dado la autora relata como eran las gimnastas en los años 50/60, las cuales en un principio solo servían para hacer figuras y poses y ser gráciles, que no tenían que sudar ni despeinarse, en resumen que tenían que ser muy femeninas. La autora resalta a
Vera Caslavska que "rompió" esta regla no escrita, al competir ligeramente despeinada. Sin embargo la situación no cambió con la aparición de las "niñas-gimnastas" dedicadas más al deporte que a exhibirse como floreros, ya que según según cuenta el libro los periodistas (ellos) parecían pederastas babeando ante tanta niña-gimnasta, cada vez que hablaban de una competición. Actualmente no sigo este deporte, pero lo poco que he visto tampoco es que haya cambiado mucho (sobre todo vestuario y actitudes).
A todas luces un libro que merece la pena leer, tanto por lo que cuenta por como lo cuenta.